lunes, marzo 28, 2011

Entrevista a Felipe Calderón en El País de ayer domingo

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En la edición de ayer domingo del diario español El País aparece una larga e interesante entrevista que el director de ese periódico, Javier Moreno, le hizo hace muy pocos días al Presidente de México Felipe Calderón Hinojosa.

A lo largo de la charla se tocan una infinidad de aspectos, pero habría que destacar cuatro ejes fundamentales sobre los que descansa el dialogo con el político mexicano:
  1. El combate a la violencia organizada;
  2. las relaciones con los Estados Unidos —en especial, el asunto del embajador Carlos Pascual;
  3. la próxima sucesión presidencial y
  4. la paradoja de la economía mexicana.

A través de la lectura de la pieza periodística se pueden encontrar muchos párrafos sumamente interesantes en cuanto al contenido que a lo largo de la entrevista va ofreciendo Felipe Calderón. Al margen de recomendar ampliamente su lectura a cualquiera interesado en nuestro país, pero especialmente a todos los mexicanos a quienes nos preocupa la situación actual de México y las perspectivas que sobre el horizonte inmediato se asoman, me gustaría transcribir una de las respuestas que más me ha llamado la atención de esta charla:

-¿Es posible que alguien en la política albergue la tentación de llegar a algún tipo de pacto de coexistencia con los criminales? Antes o después de las próximas elecciones.

-Ha salido recientemente. Hay unas declaraciones de algún exgobernador. No me preocuparon mucho, porque se desmintieron. Pero sí hay esa tesitura. Sí, la cultura política en México antes preveía que la solución era arreglarse con los criminales y ya. Cosas que encajan en la vieja cultura política donde la corrupción era un engranaje modular. Entonces el acuerdo era, mira yo no te veo porque ese es un asunto federal.... tú no me ves, todos contentos. No me meto contigo, tú no te metes conmigo y se acabó. Suponiendo sin conceder, como dicen, que eso fuera cierto, ya no tiene sentido. Eso se acabó. Porque yo no sé si funcionaba cuando ellos se dedicaban a pasar rápido y ya. Pero arreglarse con ellos, el arreglo solo consigue que les dejes las llaves del pueblo que tú gobiernas, del municipio del que tú eres alcalde, del Estado en el que tú eres gobernador, o del país del que tú eres presidente, y decirle, bueno, si tú quieres el control territorial de esto te lo dejo. ¿Cuál puede ser el arreglo conveniente? El día que quieras detenerlos, cuando están metidos en la vida de todos, no los puedes detener, ya no. Y aunque todo el mundo dice rechazar esa cultura de transa y de corrupción, mi temor es que sí hay una tentación en algunas partes porque esa cultura prevalezca. El único arreglo posible entonces sería un presidente que dé las llaves a los criminales y les diga mira, haz exactamente lo que quieras, pero con ciertos límites.

En fin, un texto ampliamente recomendable que por lo menos todos los mexicanos deberíamos de leer.

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